miércoles, 6 de julio de 2011

Narración

SOÑANDO EL FUTURO

Era un día de verano, año 2011, y Pedro, de apenas 18 años recién cumplidos, pescaba en el río junto a su padre, Manuel, quien le iba contando los tipos de peces que había conseguido capturar desde que era niño en aquel mismo río. Era sorprendente cómo había disminuído la variedad de peces, tanto que actualmente apenas quedaba un 50% de lo que había antes. No muy lejos de allí había un merendero. y allí esperaba su madre, Lola, leyendo una novela en su ebook recién estrenado. Al caer la tarde, padre e hijo vuelven del río, con un par de truchas, fruto de horas de conversación y paciencia. Entre todos comen y charlan sobre los últimos acontecimientos que anuncian los diaros, las manifestaciones populares del movimiento 15M. Era impresionante cómo gracias a las redes sociales, se habían conseguido reunir a tantas personas en una manifestación que no tenía precedentes en España... la familia estaba fascinada.

-BEEEP!!!
Es un viernes por la mañana, verano de 2051, de repente se escucha un pitido, la hora de despertar. Es la señal de "sueño suspendido" y que automáticamente hace que frente a la cara de Pedro aparezca una pantalla holográfica, la cual muestra congelada la escena de su padre sacando una espina de su boca a media conversación. Pedro abre los ojos y decide mover la mano en sentido antihorario para ir hacia atrás en su sueño y volver al principio de la escena del merendero en su BPSP (Banco personal de sueños pendientes). Entre tanto, manda un par de escenas que le han sido sugeridas como, "susceptibles de analizar", a su agente psicólogo Ronald, con quien tiene la máxima confianza para contarle todos los detalles de su intimidad. Al fin y al cabo, ese programita es quién le mantiene cuerdo -piensa Pedro-, que esta noche a tenido suerte, ya que no ha tenido los sueños atormentados de otros días atrás.

Mientras que Pedro se reclina, el sistema de iluminación se activa y unos tímidos rayos de sol asoman por la ventana...


-Este sueño tenía muy buena pinta, lo continuaré el sábado, ya que no tengo que madrugar...- Comentaba en su asistente de BPSP mientras se levantaba de su cama y se encaminaba al aseo...

Desde hacía 20 años, en el 2030, Pedro contaba con un chip biológico actualizable implantado en su cerebro, el cual le hacía estar permanentemente conectado a Mindternet, la red social de conocimiento global. Una evolución de lo que años anteriores se llamó Internet, ahora ya no necesitaba interfaz física para interactuar con ella. Uno de sus principales avances consistía en que utilizaba proyecciones mentales, para mostrar la información más adecuada a la persona, según sus preferencias y relaciones sociales.  

Hacía mucho tiempo que Pedro se había descargado el mindware de lavado de cara y afeitado, con lo que a los pocos segundos de entrar al baño y aproximarse al espejo, recibió sobre su cara una calculada pulverización de vapor de agua, tras lo cual seleccionó el estilo de afeitado "Courbet" que últimamente estaba de moda en los barrios más modernos de la ciudad, en los que Pedro aspiraba vivir algún día. 

El agua corriente en los hogares, algo que había sido un bien de todos, había quedado limitada al uso y disfrute de los más ricos, la clase media debía conformarse con el vapor de agua que desprendían los difusores estratégicamente colocados en el baño.

Apoyó su cara en una superficie adaptable que eliminó, como por arte de magia, el pelo sobrante, y lo añadió a las zonas apropiadas. Pedro salía del baño preguntándose dónde estaría la máquina de afeitar de su padre, la estuvo usando hasta hacía unos 10 años, cuando eliminaron los enchufes tradicionales por corriente eléctrica y no tuvo lugar donde enchufarla, haciendo imposible su uso y viéndose obligado a tirarla al contenedor de reciclaje de electrónica. Echaba de menos su tacto, su vibración y el ruido que, aunque a veces se hacían pesados, le dejaban una sensación especial cada vez que terminaba el afeitado.

Tras los movimientos y revueltas sociales del año 2033, en los que se vio inviable continuar teniendo un sistema de gobierno basado en partidos políticos dirigidos por humanos, se decidió instaurar un sistema de gobierno global fundamentado en varias inteligencias artificiales, supervisadas por un "consejo de expertos". Muchas de las cuales se destinaban a controlar los distintos grupos sociales del mundo globalizado. Según sus actitudes políticas y grupos socioculturales, estas se encargan de recopilar los datos de navegación mental de los individuos a través de bots supervisores, quienes indexan y etiquetan la información de Mindernet. La cual será posteriormente analizada y sobre ella una selección de los más poderosos líderes de opinión y económicos mundiales tomarán las decisiones más delicadas. Por otra parte, cada persona debía de preocuparse de actualizar su mindware de antivirus, el cual tenía, como todo producto físico o virtual, una fecha de caducidad programada, a partir de ella cada persona dejaba su mente desprotegida frente a los nightmarewares, que campaban a sus anchas por Mindternet -muchos de los cuales se decía que habían sido programados por el propio gobierno, para atemorizar a los ciudadanos que modificasen su propio mindware-.

El trabajo de Pedro era el diseño del comportamiento de dichos bots ante las múltiples situaciones que le podrían afectar. Era un trabajo no muy bien pagado, pero sí fantásticamente considerado. No era extraño que recibiera mensajes de invitación a eventos para dar conferencias, congresos de expertos, incluso alguna proposición de cita de algún/a admirador/a.



Pedro salía de casa y se disponía a tomar el metro para ir a su trabajo...pero justo antes, debía consultar la previsión del tiempo, ya que desde hacía 10 años, las predicciones climáticas habían dejado de ser válidas, pudiendo variar hasta 3 o 4 veces de clima en una misma hora... por ello, siempre consultaba su mindware InstantClimatePredictor, por el que pagaba religiosamente todos los meses a la multinacional InstantClimate Corporation.

Nuestro protagonista era un tipo serio, bastante tranquilo, y sobre todo muy luchador... con la firme convicción de que cada persona en la vida debía trabajar duro, como él lo había hecho, por abrirse paso entre las dificultades de un sistema cada vez más competitivo, en un mundo cada vez más superpoblado. Él estaba convencido de que, pese a todo ello, cada uno finalmente obtiene aquello que se merece. Era un idealista.

Hasta que un día comenzó a darse cuenta de que el mundo que le rodeaba era tremendamente injusto:
Él era tan sólo parte de un engranaje, destinado a controlar a la población, que discriminaba a unos y recompensaba a otros, para así evitar a toda costa que las personas tuvieran un criterio de opinión propio. Aquellos discriminados iban directamente a parar a guettos de Mindternet, lugares sin ley, a merced de numerosos bots que compraban sus conocimientos e información mental, y la vendían al mejor postor... 

Un día, al salir de la oficina, a Pedro se le ocurrió llamar a su novia para acudir al centro comercial, y por desgracia pasó por una circunstancia un tanto desagradable. Al parecer, en la puerta del centro había un grupo de personas protestando por la excesiva unipersonalización de todos los productos que allí se vendían... Argumentaban que, con la excusa de obtener más margen de beneficios, algunas cadenas de comercios habían dejado de lado la distribución de los productos familiares, vendiéndose únicamente productos individuales.


Pedro no pudo más que indignarse al ver cómo, previo aviso del sistema central, los mindwares que él mismo había contribuido a diseñar, hacían estragos y neutralizaban sin piedad a los manifestantes. Eran personas que habían decidido vivir, en la medida de lo posible, fuera de aquel sistema que se destruía a sí mismo. Usaban redes sociales que partían de la primitiva Lorea, y se reunían en los barrios para organizarse y ayudarse. Como medida de protesta, habían dejado de actualizar el sistema de seguridad de su mindware. Los bots de seguridad hicieron su trabajo tan bien que Pedro se quedó estupefacto. Aquellos manifestantes pasaron, en cuestión de segundos, a ser un ciudadano más. En aquel momento, Pedro se dió cuenta de lo "importante" que era su trabajo para "el sistema".

Pedro siguió recibiendo cartas de felicitación por su gran trabajo, su nivel de experiencia aumentaba y ya estaba cerca de conseguir un ascenso... más méritos, más reconocimiento, pero no más lujos ni más dinero.

Se dirigía a casa con su novia, quien sospechosamente le decía cada día lo orgullosa que estaba de él. Su dosis de ego diaria, su motivación para y por ser parte de un mecanismo ficticio, una ilusión por control remoto.

Al terminar el día nuestro protagonista volvía a activar el BPSP, donde seleccionó de nuevo la escena del merendero, en la que había dejado a su padre peleándose con aquella espina de trucha, casi recién sacada del agua...
Cierra los ojos y vuelve a la escena en la que comentaban sobre el papel de las nuevas tecnologías en las acciones del 15 de mayo de aquel año 2011...
Mientras observan en el tablet de Manuel un documental producido sobre el fenómeno, Pedro se quedaría con una frase grabada en su memoria, la cual marcaría su vida a partir de entonces... 

"siempre mandan los mismos, y los de abajo estamos siempre igual"





No hay comentarios:

Publicar un comentario